Puma
Todo nació en Berlín, en 1936. Todo comenzó con Jesse Owens. Y no sólo la leyenda que elevó al atletismo, un juego en el que varios pelean por ver quién corre más rápido, a la categoría de símbolo universal. También en los Juegos Olímpicos de Berlín, que Hitler quiso convertir en una señal de la legitimación mitológica de su poder, en una demostración de su poderío, un ensayo sin armas de la guerra que vendría, se engendró el patrocinio deportivo, una actividad que se convirtió en guerra sin armas, batalla comercial, entre fabricantes y en fuente de ingresos fundamental de los deportistas en el siglo XXI. El movimiento lo inició Adolf, Adi, Dassler, un zapatero de Herzogenaurach que se coló en la Villa Olímpica con una maleta llena de zapatillas fabricadas por su hermano, Rudolf, y él y que convenció a Owens de que compitiera con ellas: las Dassler Brothers, las primeras zapatillas con clavos removibles. No le pagó por ello. Se las regaló.
Después de la II Guerra Mundial, los dos hermanos se pelearon. Cada uno montó una empresa de calzado deportivo. Adi Dassler fundó Adidas; Rudolf, Puma. En la feroz competencia entre ambas, alimentada, en unos tiempos en los que los deportistas olímpicos eran idealmente amateurs, con sobres de dólares bajo mano, se impuso Adidas, ayudada por sus contactos con las federaciones, los atletas y el movimiento olímpico. Hasta que llegó Nike, Adidas ostentó incluso el monopolio de la memoria: todo el mundo asocia a Owens con la marca de las tres rayas.
si existe rivalidad entre estas dos marcas pordria ser en los relojes que lanzaron al mercado
Lacoste con Chantaco de Lacoste
Storm of Agitation Puma Time
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